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Buñuelos


Dificultad: media

Tiempo aproximado de elaboración:
30 minutos – 1 hora

Ingredientes:
500 gr. de harina (+ la que admita, que esta vez fueron 250 gr.)
25 gr. de levadura (de panadero)
1/2 vasito de anís (del Mono 12cl.)
1 puñado de anís en grano/matalauva
1 cucharadita de miel
1 cucharada pequeña de sal
agua
aceite de girasol

Elaboración: En un cuenco, poner agua caliente y disolver la levadura, y añadirle 1-2 cucharaditas de miel (la levadura es un organismo vivo, y la miel ayuda a que crezca). Esperar 5 minutos hasta que la mezcla tenga burbujitas. En un recipiente grande (tipo ensaladera), mezclar la harina, el agua con la levadura, un vaso más de agua, el medio vasito de licor de anís dulce, el puñado de anís en grano y la sal, removiendo enérgicamente con una cuchara de madera. Para saber cuando está lista la masa, fijarse en que debe ser entre líquida y espesa (un truco es coger un poco con los dedos y comprobar que se pega, pero aún así es fácil de quitársela de encima; también es bueno escuchar el ruidito de cuando se pega y despega de los lados del recipiente al remover, parecido al que oimos al preparar el all i oli). Realizar estas comprobaciones y si es necesario porque ha quedado demasiado líquida, añadir harina.  Si queda algún  pequeño grumo, el tiempo de espera se encargará de ellos. Tapar el recipiente con un trapo de tela e ir a ver la tele, el correo electrónico o algún capítulo divertido durante unos 30 minutos, dejando reposar la masa para que la levadura haga su efecto y suba.

Transcurrido ese tiempo, comprobar que la masa ha crecido (ojo! si no se usa un recipiente lo suficientemente grande, o hacemos mucha cantidad, es posible que alcance el trapo con que se había cubierto) y poner a fuego alto una sartén grande con bastante aceite de girasol (también se puede usar de oliva, pero en ese caso recomendamos que  sea suave de sabor). Mientras se calienta, colocar a un lado un recipiente con papel absorbente, y al otro, un cuenco con agua templada (meteremos las manos dentro) y un poco de sal, para poder limpiarnos las manos y trabajar la masa sin que se nos pegue. Éste es, de hecho, el paso más delicado de la receta, donde cada uno demuestra su «arte» para hacer buñuelos. Aquí dejamos una muestra audiovisual orientativa del proceso, que relato a continuación: con las manos mojadas en el agua con sal, coger pequeñas porciones de masa (como del tamaño de una nuez), y rápidamente (ésto es muy importante, la agilidad) intentar extender la masa y abrir un agujero en el centro con un dedo, sujetando los lados con los demás. Echar al fuego antes de que se nos pegue y/o rompa en las manos, y con cuidado (si goteamos agua, como el aceite está muy caliente, salpicará). Recomendamos hacer esta labor entre dos personas, y que mientras una dé forma y eche al fuego los buñuelos, la otra les vaya dando la vuelta y los retire sobre el papel absorbente una vez doraditos (pero no mucho, más bién marrón clarito que oscuro).


Sugerencias/Recomendaciones: Los buñuelos se pueden comer tal cual, rociar con azúcar y canela, untar con nocilla, mermelada.

Orígen del plato: Receta auténtica de abuela en cuya família hay churreros que hacen los buñuelos perfectos y a ojo… las cantidades, pues, son aproximadas. Partiendo de la harina recomendada, añadir la Carmita… que no es ninguna marca, sino «la que admita» la masa hasta quedar en su punto.
«Voy a llamar a tu abuela y le voy a decir lo que estás haciendo con los buñuelos.» Que esta advertencia sirva para todos y se mantenga el respeto a la tradición. Así que si usáis la masa sin anís para hacer mini pizzas o panes rellenos, empleais un maldito horno o  los tomais con acompañamiento salado (queso y/o embutidos varios) llamaremos a vuestras abuelas para denunciaros.